Ahí va, mal y tarde. como siempre.
Ojo por ojo
Mi crisis es un sistema, un beso que después de amarme locamente toma el cuerpo de un crimen. Yo, ebrio de desesperanza, lo maldigo pues ya todas las tardes son iguales y nada importa el tamaño de la vida. Veintiún años armados de palabra, de bosques inverosímiles y estimables, de resistencia a las ascuas de la pobreza. ¿Y para qué? Para nada. Ahora ningún lugar guarda las viejas nubes que un día amueblaron mi mirada despierta. Gaviotas, rosas, izquierdas y marcianos hoy muerden mudos mi dicha bajo la luz cutre del capitalismo. Ojo por ojo, al final todos ciegos, hambre por hambre, poetas todos, ¿Libertad por libertad? Y alguien responde Me gusta cuando callas porque estás como ausente. Pero después de cada noche Apolo gana a Marte su batalla y la memoria de la Tierra se abre dando al pensamiento la misma cama que al sentimiento fugaz de un pasado donde el recuerdo fallecerá mañana.
Simón Hernández
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